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jueves, 6 de agosto de 2015

Los 10 errores más comunes de las campañas electorales

Tomado de: http://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/errores-mas-comunes-de-las-campanas-electorales/16000437 Los 10 errores más comunes de las campañas electorales Muchas todavía están hechas a punta de improvisación y sin verdadera planeación. Por: EUGÉNIE RICHARD | 6:26 a.m. | 25 de junio de 2015 Para ganar una elección, es necesario hacer campaña. Muchos candidatos piensan que cuentan con suficientes amigos o reconocimiento para ganar tranquilamente. Foto: Archivo particular Para ganar una elección, es necesario hacer campaña. Muchos candidatos piensan que cuentan con suficientes amigos o reconocimiento para ganar tranquilamente. El 25 de julio empezarán oficialmente las campañas para las gobernaciones, alcaldías, concejos y ediles de Colombia. Durante tres meses, radio, televisión, periódicos, redes sociales, vallas y chats serán saturados de anuncios, propuestas y promesas de los candidatos. Por todos los canales tendremos de primera mano propaganda que buscará cautivar nuestro voto. Los candidatos se presentarán como los más aptos, los más responsables, lo más comprometidos y los más preparados. Será imposible circular por una autopista o salir al supermercado sin estar rodeado por una valla o recibir, a veces a la fuerza, un volante. Las campañas estarán por todo lado. Si bien éstas empiezan a profesionalizarse en el país, muchas son las que, todavía, están hechas a punta de improvisación y sin verdadera planeación.Estos son los diez errores que no puede cometer un candidato en campaña: 1. No contar con datos: para saber si el candidato es conocido, apreciado y sobre todo para determinar las características con las cuales la opinión pública lo identifica, es necesario recolectar datos. Además, es necesario saber con qué cantidad de votos podemos contar, quiénes son nuestros electores (y quiénes no son), dónde se encuentran, si son hombres o mujeres, jóvenes o viejos, estrato bajo o alto, para adoptar un discurso que les corresponda. Los candidatos que cuentan con los recursos económicos contratarán a una firma para que realice una investigación electoral, los demás deberán alimentarse con la información que pueden encontrar en los medios o sus redes profesionales y personales. 2. Comunicar sin estrategia: la estrategia es la columna vertebral de un campaña. Define el objetivo (no todos los candidatos se lanzan para ganar), la idea central de la campaña (que se encuentra en el eslogan), las herramientas mediáticas y de contacto directo a usar, el tipo de voto que se busca, el personaje que se pretende lanzar y la historia que se va a contar. Ir sin estrategia es como saltar al vacío sin paracaídas. 3. No armar equipo de trabajo: en una campaña, los recursos principales son el tiempo y la plata. Ninguno de los dos sobra y, por eso, los candidatos recurren a sus familiares y amigos para encargarse de sus redes sociales, organizar las reuniones o los eventos de la campaña. No falta el sobrino que diseña el afiche o el cuñado que ayuda con el volanteo. Ojo, sin embargo, es fundamental repartir claramente las responsabilidades de cada uno desde el principio para evitar los conflictos en el seno del equipo y los desgates innecesarios. 4. Pensar que las redes lo son todo: desde 2008 la campaña de Obama ha impuesto la idea de que las redes sociales virtuales son las herramientas que garantizan la victoria. Si bien Twitter, Facebook y otros como Instagram constituyen unas herramientas muy prácticas y gratuitas para ganar visibilidad, su impacto en la campaña será nulo si el mensaje que se está difundiendo no está estratégicamente bien definido. 5. Hablar largo y enredado: el discurso tiene que ser corto, claro y concreto. El tiempo de los largos discursos en las plazas públicas pasó hace mucho tiempo y el ritmo desenfrenado de los medios de comunicación y su actualización inmediata ha reducido mucho nuestra paciencia para acceder a la información. El discurso tiene que ser breve, utilizar un 80% de vocabulario cotidiano para que todos los públicos lo puedan entender e utilizar ejemplos y cifras que favorecen la memorización de las ideas. 6. Tener un solo discurso: si bien existe un solo eslogan de campaña, el mensaje se debe adaptar a cada uno de los públicos: mujeres, estudiantes, empresarios, campesinos, etc.. No se habla de la misma manera, ni de los mismos temas ni por los mismos medios a cada segmento electoral. Los ejemplos también se deben adaptar a los imaginarios colectivos de cada público. 7. No contar con los medios: todo candidato en campaña quisiera tener la máxima cobertura en los medios de comunicación. Sin embargo, nunca resultan satisfechos: o los medios no hablan suficiente de ellos (los candidatos son muchos y los medios no los pueden cubrir todos) o cubren solamente los aspectos negativos de la campaña. Para tener una buena visibilidad en los medios, es fundamental saber generar “golpes de opinión” que alimenten la agenda mediática. 8. No estar en el terreno: todos los spin doctors recomiendan para las campañas mezclar el on line y el off line. En otros términos, se trata de equilibrar la presencia del candidato tanto en el terreno como en los medios. Si bien una entrevista en radio le da mayor visibilidad al candidato y le permite llegar a más votantes, su presencia en el terreno genera mayor impacto para los electores que comparten con él un contacto directo. 9. No hacerse las buenas preguntas: antes de lanzarse en campaña, el candidato debe responder con honestidad a ciertas preguntas fundamentales: ¿por qué quiero ser candidato? es la primera. Si no tiene la respuesta clara, de ninguna manera podrá convencer a otros de apoyarlo en su aspiración. ¿cuál es mi proyecto? Y ¿cuál es mi visión? también deben ser contestadas antes de considerar una candidatura. 10. No hacer campaña: Por fin, para ganar una elección, es necesario hacer campaña. Muchos candidatos piensan que cuentan con suficientes amigos o reconocimiento para ganar tranquilamente, basándose no más en su base electoral y sus conocidos. Sin embargo, los candidatos son muchos y cada voto cuenta. En Colombia, como en el resto del mundo, los electores indecisos, que se deciden al último momento, son, muchas veces, los que deciden del resultado de la contienda electoral. Triunfará entonces el candidato que se esforzó para hacer campaña hasta el final. EUGÉNIE RICHARD Docente-Investigadora de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia. Magister en Communication Politique et Publique (Université Paris XII) y candidata a Doctorado en Estudios Sociales.

El ex Primer Ministro de China, Wen Jiabao, señala,...lo mismo digo Yo...

Tomado de: Facebook Juan Carlos Atoche El ex Primer Ministro de China, Wen Jiabao, señala que para que los países emergentes progresen se tendrá que hacer cambios drásticos. En su opinión el punto principal es la eliminación de lo que él llama “factores hipócritas”. Por eso propone: #1 PENA DE MUERTE PARA CRÍMENES COMPROBADOS El gobierno tiene que dejar de lado la hipocresía: Un criminal no puede ser tratado como una celebridad. Ninguna sociedad honesta y trabajadora merece vivir con tanto miedo. Esto se reflejará de inmediato en la seguridad pública del país y la sociedad, especialmente en la reducción drástica del gasto público en materia de seguridad. Quien no respetó los derechos humanos debe recibir la máxima sanción, sobre todo los reincidentes pues recibieron una segunda oportunidad para cambiar y no lo hicieron, por lo tanto no merecen ningún otro compromiso de apoyo por parte del gobierno, sino más bien sanción ejemplar, pena máxima. #2 SEVERO CASTIGO PARA LOS POLÍTICOS CORRUPTOS Cuando las autoridades roban dinero público, le roban al país la posibilidad de hacer algo por los más pobres. Consideramos que eso es una forma de traición a la patria y que se tienen que castigar con la pena de muerte y, por supuesto, el retorno inmediato a las arcas públicas de los valores robados. Hay un legado en nuestra cultura que dice que todo empieza con el ejemplo, por lo tanto los líderes del país tenemos que ser testimonio de aquello que exigimos al resto de ciudadanos. #3 REDUCCIÓN DEL SALARIO Y LOS GASTOS DE LOS POLÍTICOS Partamos de lo siguiente: la política no es un negocio, es servicio. A la administración pública no solo debe llegar el que tiene vocación y preparación, sino el que tiene su economía personal saneada. Vuestros países tienen la política más cara del mundo, esto ocurre por la cultura del malandraje instalada recientemente y por la falta de políticas serias y claras en materia salarial. La autoridad electa tiene que poner sus conocimientos en beneficio de su país y no sentirse un “rey” como se ven actualmente, manipulando groseramente los presupuestos o cediendo a la corrupción. En perspectiva un diputado de los países desarrollados cuesta menos del 10% de lo que un diputado cuesta en Brasil, por ejemplo. El pueblo no debe pagar mega sueldos, sino lo justo y a cambio exigir honestidad y eficiencia. #4 REDUCCIÓN DE LA EDAD LABORAL Y PENAL Nuestros países no pueden seguir tratando a los adolescentes de 15 a 18 años, como niños que no pueden hacerse responsables de sus actos. Además, no podemos mantenerlos en ociosidad. Los jóvenes tienen que estudiar o trabajar e, incluso, pueden hacer ambas cosas. Hoy más que nunca se requiere de mano de obra renovada, esto es una oportunidad para ellos. Es un error fatal para la sociedad tener jóvenes sin hacer nada. De la ociosidad a la delincuencia solo hay un paso. Asimismo, al adolescente que pese a las oportunidades reincide en el delito, hay que tratarlo no por su edad, sino por su mentalidad. Puede tener diecisiete años, pero la mente de uno de treinta y por tanto es igual o más peligroso y no debemos tenerle compasión. # 5 REDUCCIÓN DRÁSTICA DE LA CARGA TRIBUTARIA Y REFORMA FISCAL INMEDIATA China ha demostrado que el crecimiento del país no requiere perseguir a sus industrias y empresas en general; por el contrario, el Estado tiene que ser un aliado y no un enemigo de los negocios. Una persona que hace su empresa es una carga menos para el Gobierno, así que no hay que trabarlo, sino impulsarlo. Si miramos la carga fiscal en América Latina, nos damos cuenta que es exagerada, confiscatoria, injusta y desordenada. Esa política estanca el mercado. #6 QUINTUPLICAR LA INVERSIÓN EN EDUCACIÓN Un país que quiere crecer debe producir los mejores profesionales del mundo y esto sólo es posible si el Estado invierte por lo menos cinco veces más de lo que se hace ahora en educación. Hoy más que nunca la economía no es impulsada por los recursos que salen de la tierra, sino por mentes creativas. Hay una nueva economía exigiendo cada vez con más urgencia jóvenes con nuevos perfiles: hoy tenemos que formar a los jóvenes para que compitan no en su país, sino en el mundo. #7 DESBUROCRATIZACIÓN INMEDIATA Los países en vías de desarrollo siempre han sido muy burocráticos y complicados en la negociación. Los ciudadanos no pueden perder tiempo en trámites absurdos pensados en épocas pasadas. Las inversiones, del tamaño que sean, requieren que se les facilite el camino; la gente quiere que las instituciones estén a su servicio y no en su contra. Necesitamos menos papeles, menos trámites, menos burócratas. En nuestro país hemos consideramos que este tema es realmente importante para estimular el desarrollo. #8 RECUPERACIÓN DE LA INVERSIÓN PÚBLICA Los países con potencial de desarrollo han sufrido una parálisis muy preocupante en las inversiones públicas en los últimos 50 años. Este es un hecho probado. Faltan más inversiones en infraestructura, educación, cultura, y prácticamente en todas las áreas relacionadas con el estado, lo que ha dificultado el crecimiento de los países. Piense, por ejemplo, en las vías que conectan a los pueblos. Sin carreteras, sin vías férreas, sin aeropuertos, no hay desarrollo. #9 INVERTIR FUERTEMENTE EN EL CAMBIO DE LA CULTURA DEL PUEBLO #10 INVERTIR EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA El país más grande y poderoso de América Latina, como es Brasil, proporcionalmente, invierte menos del 8% que China en ciencia y tecnología. Y ahora, no tiene la calidad requerida en el área de ingeniería, no tiene calidad médica, no cuenta con profesionales con una formación de calidad para competir con los países desarrollados que van más de 20 años por delante. ¿Cuánto invierten en investigaciones científicas que contribuyan al desarrollo del país? ¿Cuántas patentes están registrando? No hay nada más estratégico para un país que la inversión en educación y en ciencia y tecnología.

sábado, 1 de agosto de 2015

Concejales para qué??

Tomado de: http://www.elespectador.com/noticias/politica/embarramos-eligiendo-concejales-articulo-552669 POLÍTICA 31 MAR 2015 - 10:39 PM Definen valorizaciones, aprueban presupuestos y ejercen control político ¿Por qué la embarramos eligiendo concejales? La obsesión de los ciudadanos, partidos políticos y medios de comunicación de reducir la elección de octubre a una puja por las alcaldías, hace olvidar la importancia de los concejos municipales. Por: José Manuel Acevedo M.* / Especial para El Espectador 5752COMPARTIDO Twitter 736 FaceBook 5004 Google 0 opiniones 12 INSERTAR ¿Por qué la embarramos eligiendo concejales? En Bogotá, el 15% de los ciudadanos votaron en blanco en los comicios de 2011. / Archivo Podría apostar que la gente que en una ciudad cualquiera de Colombia se queja con indignación porque un prostíbulo o un bullicioso establecimiento de comercio puede funcionar al lado de su casa, es la misma que no se acuerda por quién votó para el Concejo municipal en las últimas elecciones. La misma que, de hecho, no sabe para qué sirve un Concejo y la misma que busca todas las respuestas a sus males en la gestión de su alcalde. Sin embargo, tan importante como no equivocarse en la escogencia de un burgomaestre es no rajarse a la hora de elegir a un concejal, un hecho que soslayamos con frecuencia ¡y así nos va! Las ciudades funcionan como las empresas. Por más bueno que sea un gerente, la compañía nunca llegará lejos si su junta directiva tiene a miembros corruptos, sin preparación o interesados únicamente en chantajear o bloquear al administrador de turno. Los alcaldes se han convertido cada vez más en rehenes de los concejos y si los concejales sólo quieren puestos y contratos y no cuentan con las credenciales éticas que les permitan acceder a semejante función pública, las ciudades se van para el barranco, como nos ha ocurrido en Colombia, desde Bogotá hasta Soledad, en el Atlántico. La tragedia se repite cada cuatro años y entre más avanza el tiempo, peor nos va con los concejos municipales. Hagan ustedes el ejercicio: pongan en Google la palabra “concejal” y luego introduzcan el municipio de su predilección. Encontrarán que las primeras 20 noticias tienen que ver con escándalos de corrupción, viajes y peleas, pero en ningún caso con ejemplos de gestión, eficiencia o rigor en el ejercicio de control político. Se trata de un mal mayor, si tenemos en cuenta que además de la aprobación de los planes de ordenamiento territorial de cada municipio, los concejos intervienen en la definición de sobretasas, valorizaciones y contribuciones especiales de esas que afectan directamente nuestro bolsillo. Aprueban los presupuestos y autorizan el endeudamiento de un determinado municipio para adelantar obras de gran impacto. También ejercen control político frente a los alcaldes —los frenan o impulsan cuando corresponde— y como si fuera poco, más recientemente por obra y gracia de un decreto del Gobierno Nacional, los concejales tienen competencias relacionadas con la minería en sus respectivos territorios, de manera que de ellos dependerá en buena parte que se explote más ese negocio o se logre un equilibrio con el medio ambiente en los departamentos de Colombia. A pesar de semejantes responsabilidades, el panorama ha sido dramático en los últimos años: el desgano electoral o la ignorancia frente al Concejo mismo han hecho que, por ejemplo, en Bogotá, el 15 por ciento de los ciudadanos votaran en blanco en los comicios de 2011, superando los resultados de varios partidos y movimientos políticos. Lo que ha ocurrido desde entonces hasta hoy genera vergüenza: de los 45 concejales elegidos en la ciudad capital, casi el 40 por ciento está subjúdice. Cuatro dejaron sus puestos porque las investigaciones pasaron de castaño oscuro y en algunos casos la Fiscalía solicitó medidas de aseguramiento preventivo contra ellos. Doce concejales más, en Bogotá, están bajo la lupa de la Fiscalía esencialmente por casos de corrupción y de éstos últimos, tres ostentaron la presidencia del Concejo —la máxima dignidad de esa corporación— en el período que está terminando. Pero si por Bogotá llueve, por el resto del país no escampa: en municipios como Floridablanca, en Santander, una ciudad que es vital por su cercanía con Bucaramanga y que hace parte justamente del área metropolitana, la mitad de los concejales acaba de perder su investidura por asignación indebida de recursos. Desde 2009 hasta ahora, aproximadamente 800 concejales han sido sancionados por la Procuraduría. Para no ir más lejos, en Yondó, Antioquia, once cabildantes fueron recientemente suspendidos por el Ministerio Público. Y cuando no están metidos en casos probados de corrupción, viajan por el mundo subsidiados con dineros públicos. ¿Se acuerdan que el año pasado 10 concejales armaron maletas para Buenos Aires supuestamente a una curiosa capacitación que coincidió con la final de la copa suramericana en la que clasificó el Atlético Nacional? De igual forma, entre 2012 y 2014 tuvimos concejales de Cartagena de gira por Puerto Rico y Panamá y otros más en Neiva que se fueron a Estados Unidos dizque a intercambiar experiencias con políticos de ese país. ¿Pero por qué nos importa tanto la elección de alcaldes —sobre todo en ciudades capitales— y nos vale tan poco la selección de concejales en Colombia? Tal vez convenga hacer una autocrítica en este punto: los medios de comunicación hacemos excesivamente notoria la puja por los principales cargos en las mismas cinco ciudades capitales de siempre y poco informamos a los ciudadanos sobre las hojas de vida y los procesos de escogencia interna de los candidatos al Concejo. Esa dañina obsesión de los ciudadanos y los partidos políticos, reforzada por los medios que reducimos la elección de octubre a una simple puja por las alcaldías, ha hecho que nos olvidemos de la importancia de los concejos municipales. En efecto, los partidos también tienen una importante cuota de responsabilidad. Pocos se muestran interesados en incluir nombres de personajes independientes o dirigentes cívicos en sus listas. Los candidatos a la Alcaldía de cada colectividad pueden convivir sin ningún problema con aspirantes al Concejo que ni siquiera conocen. De lo que se trata, al final, es que pongan muchos votos sin ninguna exigencia adicional. Lo otro que está ocurriendo es que como las experiencias de generadores de opinión y jóvenes que se han lanzado en el pasado no han sido positivas (recuerden a Cristina Plazas, Aníbal Fernández de Soto o Lariza Pizano, que terminaron todos en el pabellón de los quemados), las personas decentes, empresarios o líderes ciudadanos le huyen a la posibilidad de estar en el Concejo y los que se le miden al ejercicio político consideran poca cosa esa corporación y se reservan más bien para lanzarse a la Cámara de Representantes. Así las cosas, cada día que pasa se pierde el interés en el que debería ser el centro de discusión y planificación urbana por excelencia. Algunos números hablan muy mal de la cultura democrática de nuestro país. Resulta preocupante que en ciudades como Cali —nada menos que la tercera ciudad más importante de Colombia— el 44 por ciento de los encuestados por Ipsos Napoleón Franco respondiera que no había oído que existía el Concejo de la ciudad. No muy diferente es la situación en Cartagena, donde sólo un 42 por ciento dice conocer esta corporación. En la capital de Colombia, por ejemplo, un 63 por ciento de los ciudadanos tiene una imagen desfavorable del Concejo, según la última encuesta de “Bogotá, cómo Vamos”. Mientras tanto, en ciudades como Pereira cerca del 71 por ciento de los encuestados critica la gestión de su cabildo municipal. Por todo lo anterior, es momento de provocar una reflexión muy seria sobre este asunto. Hay que exigirles a los partidos políticos que armen sus listas al Concejo con responsabilidad y a entidades como la Corporación Arco Iris o la MOE tendremos que apoyarlas en el escrutinio que realizan de cada una de esas hojas de vida. En cuanto tiene que ver con usted y conmigo, como ciudadanos que somos, más vale que la próxima vez que pongamos el grito en el cielo por la planificación de una ciudad o la valorización excesiva que nos cobran, pensemos primero a qué clase de concejales elegimos y después sí nos quejemos. *Abogado y politólogo. Analista político de la mesa de trabajo de RCN La Radio y director ejecutivo del Instituto Libertad y Progreso.